Short Story: John García (SPANISH)
- Francisco Coronel Mejías

- Jul 11, 2020
- 3 min read
Updated: Apr 4, 2024
A John García solo podría definírsele con dos palabras: John García.
John García se levanta todas las mañanas a las 6 de la mañana. Desayuna un plato de cereal con leche. Se toma un vaso lleno con jugo de naranja. Se mete al baño y dura unos 15 minutos duchándose. Sale de la ducha. Se va a su cuarto y saca del armario una camisa negra, unos pantalones negros, una corbata negra, unos zapatos negros. Se viste. Busca su reloj. Se coloca su reloj. Vuelve al baño. Toma el peine. Se peina. Deja el peine donde estaba. Se mete la camisa por dentro del pantalón. Se dirige hacia la puerta de entrada a la casa. Agarra las llaves que están colocadas encima de una mesa próxima a la puerta de entrada a la casa. Mete las llaves en la cerradura. Abre la puerta. Cierra la puerta. Le pasa llaves. Se dirige al estacionamiento de la casa. Busca su automóvil, que es de color negro. Abre el auto. Se mete dentro del auto. Cierra el auto. Arranca el auto. Acelera el auto. Sale de la casa, en su auto.
En el viaje hacia el trabajo, John García enciende la radio. Sintoniza la estación de noticias. La escucha durante la totalidad del trayecto. Maneja a 50 km/h. Respeta los semáforos y las señales de tránsito. Nunca toca corneta. Nunca llama a nadie por teléfono ni mensajea. Nunca lo llaman por teléfono ni le mensajean. John García maneja en un silencio que sería casi absoluto, de no ser por el sonido emitido por el dispositivo de radio. John García dura 40 minutos manejando hacia su trabajo. Vive lejos y maneja lento.
Al llegar al edificio donde trabaja, John García estaciona el auto. Apaga el auto. Abre el auto. Se baja del auto. Cierra el auto. Camina hacia la recepción. No saluda a nadie. Se dirige hacia los ascensores. Presiona el botón del ascensor. Entra al ascensor cuando este llega. Marca el piso al que tiene que ir. Llega al piso. Sale del ascensor. Se dirige hacia su cubículo. Trabaja durante horas y horas frente a la computadora. No va al baño, no toma café. Almuerza a la 1 de la tarde. Siempre pide la misma comida: carne molida, puré de papas y ensalada. Se sienta solo y no habla con nadie. Termina de comer y vuelve a su cubículo. Trabaja durante horas y horas. Se hace de noche. John García se dirige hacia el estacionamiento del edificio donde trabaja. Abre el auto. Arranca el auto. Cierra el auto. Maneja durante 40 minutos hasta llegar a su casa. Una vez llega a su casa, se quita la ropa. Se baña. Se viste con unas pijamas color gris. Se dirige hacia la cocina. Se prepara cereal con leche. Sirve un vaso lleno con jugo de naranja. Se sienta a cenar. Termina de cenar. Limpia los trastes. Se dirige hacia su cuarto. Se acuesta en la cama. Se queda dormido.
A las 6 de la mañana, John García se levanta y empieza otro día exactamente igual.
Sin embargo, un día en el trabajo, algo muy curioso pasó. John García estaba frente a su computadora cuando, de repente, lo toca por el hombro una mujer increíblemente hermosa. Era pelirroja, con labios sumamente sensuales y con un montón de pecas por todo el cuerpo. Tenía un cuerpo precioso, delgado, bien formado. La mujer le pregunta, tímida y eróticamente, si quería ir a tomarse un cafecito con ella.
Esto era algo inaudito, loco, extraordinario. A nadie le pasaba en la vida una cosa así, solo porque sí. John García debía ser uno entre un millón de los hombres lo suficientemente afortunados para tener este tipo de encuentros.
John García la miró a los ojos, muy directamente, y le dijo: "estoy ocupado".
John García retiró la mano que la hermosa mujer había colocado encima de su hombro. Volteó la cara hacia la computadora. Continuó trabajando.
La mujer se enfureció y comenzó a insultarlo, gritándole. Le dijo que era un fenómeno, un anormal enfermo. Confesó que sus compañeros de trabajo la habían retado a invitar a John García a salir. La mujer le arrojó a John García un vaso de agua que tenía en la mano, y salió abruptamente del cubículo.
John García ni se inmutó. Estaba todo mojado y, aún así, seguía mirando la pantalla de su computadora. Seguía trabajando. Siguió trabajando.
A John García solo podría definírsele con dos palabras: John García.



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